Surgió de un auténtico flechazo entre Ángel Pérez Aguilar y un maravilloso edificio del siglo XVII. Desde el primer momento el objetivo y la ilusión fue poner en valor la gastronomía riojana.
En febrero de 2001 un gravísimo incendio les obligó a resurgir de las cenizas.
Tras 30 años, se ha convertido en uno de los restaurantes emblemáticos de La Rioja y un referente incuestionable en el enoturismo.